
Tengo el vicio de hacer todo de golpe, de que me de igual lo que pase luego. El vicio de reírme sola como una loca mientras recuerdo tonterías. El de caminar sonriendo, sobre todo después de ver a alguien especial. El vicio de no parar hasta caerme, o hasta que consigan pararme. De escuchar la misma canción muchas veces, hasta odiarla. El de no sentirme mal cuando estoy triste. El vicio de soplar al aire cuando hace frío. El de dormir y soñar rarezas. El vicio de adentrarme en libros y vivir las historias, de sentirlas totalmente mías y leer poco a poco para no llegar nunca al final. De sentarme atrás en el coche y pensar en nada. Tengo el vicio de salir a la calle y mirar todo de una manera rara, de hacer encuadres como si fuera a fotografiarlo todo, y también de intentar decir las palabras que encajarían perfectamente en alguna historia. Tengo el vicio de siempre creer que no me van a fallar. Y el de empezar las cosas por su final.
Algunos de esos vicios son maravillosamente raros.
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